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Foto de Manuel Reina Moy |
Ingresé en la Escuela de Artes, en el año 1980, de la mano del profesor Inocente
Palacios, quién me facilitó el ingreso bajo el compromiso de estudiar y luchar.
Él quería estudiantes activos, creadores, que no se quedaran callados. Testigo
de excepción fue la secretaria de la dirección, Sra. Reina Malaver.
Inicié las clases en los galpones de Farmacia, donde funcionaba el ciclo básico.
En ese momento, las menciones estaban por iniciar sus funciones académicas
como ciclos especializados, ya que la Escuela solo tenía dos años de su
fundación: 1978.
Era una escuela nueva, la cual muchos la criticaban, ya que, en su ignorancia,
no querían entender o aceptar la creación de una escuela humanista diferente
a las existentes en Venezuela.
Con toda esa campaña prejuiciosa, todo aquel que se inscribiera en la Escuela
era mal visto. Sin embargo, aquellos primeros estudiantes que se inscribieron y
graduaron, manifestaron una confianza en sí mismos y en la institución; ellos
participaron en la construcción de un proyecto único y original, que tuvo y
tiene “su perfil humanístico, de reflexión, de análisis de la teoría y la praxis del
hecho artístico y cultural, la investigación y la crítica...”.
En todo esto, hay que considerar el papel del profesor Inocente Palacios,
hombre clave para la consolidación de la Escuela de Artes, “como la primera de
su género en el país”. Es importante reconocer que su afirmación como Escuela
constituyó un hecho cultural extraordinario de primer orden en el mundo
venezolano y mundial.
Este hecho fue así, de tal manera, que cuando llegó la declaración de la Ciudad
Universitaria de Caracas como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la
UNESCO, en el año 2000 , la Escuela ya era mayor de edad, y dicho
nombramiento nos convirtió en “el primer campus universitario en América
Latina en recibir dicho honor”.
Hoy tenemos una cifra significativa de egresados, donde se conjugan seres
humanos, creadores, críticos, autónomos, que permanentemente están en la
búsqueda y construcción de nuevas propuestas; donde la utopía, los sueños, la
imaginación no tienen límites, y donde el porvenir sea nuestro siempre, porque
lo que antes era un sueño, hoy es una realidad.
Manuel Reina Leal.
Caracas, 10 de Noviembre 2024
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