Fotografía: Yolanda Leal y Oly Clemente. Acto Entrega del Reinado del Voleibol.
27/09/1992 -
Nunca una elección de una reina tuvo tantas implicaciones
políticas como la de la VII Serie Mundial de Beisbol Amateur. Y
menos de una reina deportiva. En febrero de 1928 fue diferente. La
elección de Beatriz Peña, reina de los estudiantes universitarios,
no era nada inocente. Para los preparativos del evento cuyo ojo
principal estaba Pío Tamayo, la celebración del Carnaval iba a ser
usada para otra cosa. Se trataba de meter en los actos la denuncia de
la dictadura y echar al aire la palabra libertad. Y aunque hubo
muchos estudiantes inocentes que, como Jiménez Arraíz, contaban –
en la película-documental de Manuel de Pedro- que la celebración
era un un simple jolgorio, sin nada político por detrás, la verdad
fue que había un grupo de conjurados que estaba en el gran secreto y
llevó el pulso de los actos debían ir: a la protesta. El poema de
de Pío Tamayo conjugando novia y libertad, descubrió el corazón
del proyecto. Y la policía gomecista tampoco se chupó el dedo y
desató las persecusiones y capturas. Pero la apariencia había sido
una fiesta de Carnaval y una reina estudiantil como normalidades para
usar la gran parranda de la ciudad para fines muy dignos y
patrióticos.
La elección de la reina de
la VII Serie Mundial de Beisbol Amateur no se proponía una cosa
distinta que elegir una reina para el gran evento deportivo y nada
más. Tanto que a pesar de lo que ocurrió en el curso de la
elección y de sus repercusiones , la reina fue la reina del
espectáculo sin ningún otra connotación. Pero una reina para una
serie Mundial era un hecho singular, que no iba a ocurrir todos los
días. Y la circunstancia empezó a conmover a la opinión y a
movilizar emociones detrás de cada uno de los preparativos. Una
madrina universal rebasaba lo rutinario en la organización de estos
eventos. Y aunque su elección pudo haber sido obra de conciliábulos,
de jurados a dedo, lo singular de la celebración deportiva no hacía
fácil que la escogencia de la reina pasara por debajo de la mesa. Y
menos cuando ya se había desatado una encarnizada lucha política
entre medinistas, lopecistas,comunistas y acciondemocratistas y los
grandes temas políticos estaban en primer plano. Y a partir de ese
fin de año se entraba de lleno en la campaña electoral. La VII
Serie , recordamos, se iba a celebrar en octubre de 1944. Bien, uno
de esos grandes temas, tal vez el más importante y neurálgico de
todos, era la lucha por el sufragio universal, directo y secreto. El
sistema electoral vigente entonces, era de dos grados y el Congreso
era quien elegía al Presidente de la República. No votaban sino los
hombres mayores de 21 años y que fueran alfabetas. Era un sistema
electoral muy restringido y elitesco. La lucha por el sufragio era
una vieja lucha y para el 45 se acercaba la reforma de la
Constitución en cuyos debates entraría el problema electoral y el
tema del sufragio como cuestión principal.
Debe haber sido ese clima político nacional, más la importancia
de la elección de una reina de un evento que se titulaba mundial,
aunque en sentido estricto no lo fuera, lo que quebró una elección
de conciliábulos y dio paso a una elección por votación popular. Y
aunque eso rompía la tradición de esos eventos el uso de la fórmula
más democrática, desató una gran emoción nacional, alborotó
viejos sueños sociales y políticos, sueños históricos en el
fondo, y se metió en la candela del gran debate que estaba en
marcha. Un acto deportivo, frívolo en esencia, específico, acaso
exclusivo para el universo del beisbol y sus partidarios, cambió
bruscamente de naturaleza y se transformo en otra cosa. Una verdadera
explosión que produjo la inesperada mutación de lo deportivo a lo
político. Y gobierno y oposición definieron campos y candidaturas.
Eran cuatro candidatas y cuatro mujeres muy bellas: Yolanda Leal, Oly
Clemente, Rosario Gómez Ruiz y Nelly Blanco Yépez, pero en torno a
las dos primeras se polarizó la elección. Una confrontación
nacional, absolutamente, que no dejó dormido ningún rincón de
Venezuela. Y como la elección iba a ser votación universal directa,
de hombres y mujeres, alfabetas y analfabetas, jóvenes, la
profundidad de la participación popular rebasó todos los
pronósticos. Las candidatas, igual que un candidato presidencial de
estos tiempos, programaban giras durísimas hacia los Estados y
ciudades principales. Caracas fue una ciudad de especial asedio por
las candidatas. Visitaban las parroquias y hacían caminatas por las
calles principales, se metían en las fábricas, escuelas,hospitales,
periódicos, emisoras, sindicatos, gremios,colegios. La entrevistas y
declaraciones iban y venían sobre temas diversos, donde lo deportivo
era un tema más. Las candidatas viajaban en avión o en autobús. Y
eran recibidas en estaciones y aeropuertos por verdaderas multitudes.
Estuvieron sometidas a un ritmo de trabajo nunca sospechado por ellas
y que debió, a pesar de la juventud, haberlas maltratadas mucho. La
explosión política de la elección cambió el carácter de la
elección : no se iban a recibir votos de un jurado de número
contado, sino que había que buscarlos con los mismos métodos de
cualquier político profesional. Y tuvieron que ponerse las botas. Y
se las pusieron. Especialmente Yolanda Leal y Oly Clemente por
razones de la agresiva polarización.
La lucha electoral desató muchas confrontaciones que rebasaron lo
puramente electoral. Detrás de esto afloraron viejas rivalidades
históricas, antagonismos sociales, confrontaciones políticas y la
pugna concretísima acerca del sufragio universal. En esas
condiciones, lo deportivo quedó en segundo plano. ¿Por qué viejas
rivalidades históricas? Veamos: Yolanda Leal era de Monte Piedad de
una calle de casas llamada Triana, maestra de escuela, morena, típica
mujer de nuestro estupendo mestizaje, de familia pobre. Oly Clemente
era una mujer del Country Club, descendiente de próceres de sólida
base económica, que llaman algunos cursis, rica de cuna. Ambas eran
mujeres muy bellas, agradables y simpáticas. Esas diferencias
sociales, destaparon en la lucha el viejo esquema del siglo XIX de
pueblo y godos, el violento pasado revivia como pólvora seca. No hay
que decir dónde estaba el pueblo y dónde los godos. Y ese
antagonismo histórico se mezclo con el social; la candidata del
Country contra la candidata de los barrios, como en las telenovelas,
la rica y la pobre y eso precipitó las ubicaciones de la gente.Y le
puso no sólo pasiones partidarias sino cóleras sociales y batallas
callejeras. Un peligroso clima en aquella Venezuela de mansedumbre
rural. La lección ayudaba el despertar y la toma de conciencia del
pueblo a partir de un suceso ordinario. En lo social a veces la mecha
es cualquier cosa. Hubo también un enfrentamiento cultural “gente
culta” contra “gente inculta”, “gente fina contra gente
ordinaria”, “gente decente contra gente vulgar”, que quedó
resumido en un infame versito de los Olystas, sin que la bella y
equilibrada Oly Clemente tuviera nada que ver:
Yolanda Leal
Candidata de la gente Vulgar
Oly Clemente
Candidata de la gente decente
Esos versitos, gritados a todo pulmón en las calles, le dieron
mucho votos a Yolanda y le quitaron muchísimos a Oly. Fue un
esquemita irritante y ofensivo. Pero la confrontación política
resumió en su vientre todos los anteriores. El gobierno de Medina
Angarita, el PDV, el periódico oficial. El Tiempo, también los
grandes diarios, así como los grandes clubes sociales, empresarios,
colegios privados fueron el apoyo principal para Oly Clemente. Apoyo
abierto, decidido, con todos los hierros. Y para Yolanda Leal, Acción
Democrática, los comunistas,los sindicatos, los gremios
profesionales, el diario Ultimas Noticias, entonces gran diario
popular, barrios,equipos deportivos,organizaciones estudiantiles de
universidades y liceos. Es decir lo que llamaríamos la gran masa
popular. El día de la votación la gente madrugó para ir a votar,
se caló sus colas sin chistar y donde se agotaron las papeletas, se
votaba oralmente. Las emisoras transmitían a cada instante y los
periódicos estaban abiertos para lo que era la noticia más
importante. Un desarrollo insperado para un específico acto
deportivo que, aunque no común, era eso: un acto deportivo. La
harina se volvió pólvora y estallaron los cañones más escondidos
de los adversarios. Visto desde lejos, conocido fríamente por las
nuevas generaciones, parece una fabulación interesada, llena de aire
caliente por analistas de agua dulce, pero…
Yolanda Leal barrió las elecciones en proporción de 10 a 1. La
gente se lanzó a la calle a celebrar el suceso . Y aunque el 11 de
octubre se inauguraba la Serie y la reina Yolanda Leal, actuaba como
una reina puramente deportiva, la elección había dejado una
hinchazón que tenía y tendría todas las connotaciones políticas
. Porque vino el año 45 y se planteó la reforma electoral y la
posibilidad de sufragio universal, pero el Congreso medinista negó
éstas, mantuvo las elecciones de segundo grado y apenas dio a las
mujeres derecho a voto para concejales. Las elecciones deberían
seguir siendo de hombres mayores de 21 y que supieran leer y
escribir. Una minoría nacional.
Hay quien diga que la elección popular de la Reina de VII Serie
Mundial por sufragio universal con resultados grandemente adversos
para Medina y su partido , determinó la suerte de la reforma
electoral… No hubo sufragio universal.
Referencia hemerográfica:
Artículo de periódico - Newspaper articles:
Saéz Mérida, Simón. “ Un Hecho Deportivo: Un Suceso
Político” . El Universal. Caracas,27/09/1992. pp. 3.3
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Transcripción Manuel Reina Leal – Caracas, 03/09/2021.
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